Dejamos constancia de la exquisita tortilla de collejas, dando por sentado que todo el mundo sabe prepararlas con solo identificar su porte, forma y color mediante una simple fotografía. De ahí que retomemos lo que sin duda es la tarea más ardua y difícil a la hora de cocinar un plato tradicional con tan deliciosa verdura.
La colleja en sus primeros días de brotación es una planta tierna de hoja carnosa y dulce en el paladar, pero antes de cocinarla hay que eliminar las partes más leñosas o fibrosas de la misma. En definitiva, aprovecharemos los brotes y hojas más tiernos de la planta.
Si nos fijamos en la primera imagen vemos una planta tal cual se recogió en el campo, con las hojas y raicillas que se cortaron al arrancarla del terreno, es conveniente llevarse una navaja o cuchillo y cortar la planta un poco por debajo del ras del suelo. Más tarde, en casa, quitaremos esta parte de raíz, así como las hojillas secas inferiores.
Especialmente aprovecharemos los brotes terminales de los tallos y aquellas hojas intactas y tiernas. En nuestra segunda imagenr se muestra, en su parte izquierda la parte aprovechable de la planta que mostramos anteriormente, a la derecha, los restos desechables de la misma
Una vez limpias todas las collejas recogidas en el campo y limpias como mostramos a continuación, si no las vamos a gastar, podemos reogarlas y congelar. De esta forma, podremos más adelante seguir consumiendo este excelente manjar aun cuando estemos fuera de temporada
- Recopilación de varios testimonios
Amigo Placido se te han olvidado dos detalles, uno que no me has enviado las fotos como quedamos y el otro advertir a los lectores !! que se armen de paciencia para limpiar collejas !! hay que relajarse y concentrarse y una buena musica y se hace uno con ellas. Vale la pena.
ResponderEliminarSi pero eso también pasa con el diente de león, hay que armarse de paciencia........y después la recompensa.
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